La temporada de elecciones presidenciales ha iniciado hace un par de meses, para unos partidos políticos desde hace un año, pero legalmente tenemos desde Marzo escuchando y viendo la misma mierda política.
En México, las campañas electorales son un bombardeo de propaganda de partidos políticos, en todos lados y a todas horas verás el anuncio, cartel o comentario sobre “el mejor candidato o la mejor candidata”. Pero un viejo dicho expone lo que ocurre actualmente con los candidatos: son la misma gata pero revolcada.
Y a grandes rasgos, los contendientes usan las mismas estrategias de atacarse unos a los otros, ya no existe ese valor agregado que te hace pensar si vale la pena votar. La narrativa política desde que comenzó el milenio ha sido exponer los trapos sucios de los contendientes y intentar “defenderse” (o desviar la atención con otra información).
Quizás estoy exagerando con lo que menciono, pero desde que tengo mi derecho a votar (esta será mi tercera vez que voto), en todos los debates a la presidencia o gobernatura de los candidatos ha sido el mismo guión.
Ahora ya no se vota por el mejor candidato, si no pero el menos peor.
Esto preocupa por que hay muchos temas en el país que necesitan atenderse urgentemente como la inseguridad, la educación y la salud. Sin embargo, a los candidatos no les parece importar, su meta es solo obtener el título de presidente y que gane su partido político al que representan.
Todavía no hemos votado, lo haremos el próximo 2 de Junio y todo apunta que tendremos otros 6 años de promesas incumplidas, corrupción, inseguridad, nepotismo y de malas decisiones que hundirán a este hermoso país.
¿Qué haré yo? Ejercer mi derecho y obligación de votar. Algo de lo que aplico a mi vida es que si los resultados son malos, entonces cambia el proceso. Eso haré en estas votaciones electorales.